por Heraclio Astudillo-Pombo, Universitat de Lleida
Los usos sociales y funciones culturales de los fósiles en la antigüedad y la necesaria contribución y la imprescindible colaboración de la arqueología (11)
Introducción
Entre algunos arqueólogos y paleontólogos, ya hacía décadas que se reclamaba el trabajo en colaboración, para revisar, confirmar o refutar la datación y la identificación de algunos restos de animales hallados en contextos arqueológicos. Pues había la sospecha he incluso la confirmación que algunas identificaciones de restos faunísticos hallados en contextos arqueológicos durante el siglo XIX, principios o mediados del siglo XX, habían sido identificados y datados erróneamente, pues se consideraban como contemporáneos los que eran fósiles y como fósiles los que eran contemporáneos. Estos errores, sobre todo, se produjeron entre prehistoriadores y arqueólogos que procedían del campo de la Historia antigua debido a su formación humanista, pues como es lógico, contenía deficiencias notables en los aspectos zoológicos, paleontológicos y geológico, situación que procuraban superar como podían, unos con esfuerzo personal, intentando mejorar su formación académica, otros citando como justificación a fuentes bibliográficas anteriores, firmadas por autoridades respetables y otros buscando la colaboración de algún paleontólogo experto en el grupo zoológico cuyos restos arqueológicos se debían estudiar.
En tiempos muy recientes se ha conseguido la formación en España y Portugal de equipos multidisciplinares para estudiar restos paleontológicos hallados en contextos arqueológicos con resultados positivos muy notables (Fossils in Iberian prehistory: A review of the palaeozoological evidence)
Resultados de algunos estudios arqueopaleontológicos recientes en tres dientes de tiburón de la cueva de Altamira

En la cueva de Altamira de Santillana del Mar (Cantabria) se habían hallado tres dientes de tiburón, recolectados en dos campañas de excavación diferentes. Dos piezas las recuperó el arqueólogo alemán Hugo Obermaier cuando excavó en Altamira en 1924 y 1925. La tercera se descubrió en 2006 durante unos trabajos de limpieza del yacimiento.
Hasta ahora esos tres dientes siempre habían sido considerados, por los arqueólogos del museo, como dientes contemporáneos de sus recolectores humanos. Suponiendo que los humanos prehistóricos los habrían podido recoger del cadáver de algún tiburón que habrían encontrado varado en alguna playa cantábrica.
Afortunadamente, desde hace poco tiempo, gracias a la intervención de un paleontólogo alavés especializado en tiburones fósiles, se sabe que aquellos tres dientes en realidad no son contemporáneos de sus recolectores sino mucho más antiguos, puesto que son fósiles.
Diferentes vistas de los tres dientes fósiles de tiburón hallados en la cueva de Altamira, en la parte superior y central. En la parte inferior diferentes vistas del diente fósil de tiburón hallado en la cueva del Rascaño, en Mirones.
Imagen: Museo de Altamira-Las Provincias
La similitud de los dientes de tiburón encontrados en la Cueva de Altamira con algunos dientes fósiles de tiburón descubiertos en rocas cretácicas de los Montes de Vitoria, en Vitoria-Gasteiz, por el paleontólogo Carmelo Corral, quien al menos había logrado identificar diez especies distintas, pertenecientes a los siguientes cinco géneros: Carcharias, Cretolamna, Squalicorax, Anomotodon y Scapanorhynchus permitió a los investigadores establecer una relación entre ellos.
Los dientes a los que se asemejaban habían sido estudiados y descritos en su tesis doctoral, algunos años antes, por Carmelo Corral, su comparación, ahora, ha permitido identificar taxonómicamente los dientes de Altamira con una gran exactitud. Dos de ellos pertenecen a la especies: Cretolamna borealis y el tercero a la especie Anomotodon hermani, de esta manera también se ha podido precisar su edad cronológica, concretamente unos 75 millones de años y su antigüedad geológica, correspondiente al piso geológico Campaniense, en el periodo Cretácico.
Además, todo lo anterior, ha permitido a los arqueólogos y paleontólogos proponer para el desconocido yacimiento paleontológico, en el que se recolectaron los fósiles hace entre 16000 y 20000 años atrás, un probable origen geográfico, relativamente cercano al yacimiento arqueológico.Gracias a la identificación paleozoológica, realizada por Carmelo Corral, se ha contribuido notablemente a incrementar enormemente el valor histórico y científico de esos tres dientes fósiles hallados en un contexto arqueológico.
Se ha propuesto, la hipótesis de que los prehistóricos de cultura magdalenienses o solutrense pudieron haber descubierto y recogido aquellos dientes fósiles de tiburón en alguno de los afloramientos naturales del Cretácico Superior que hay en la costa de Cantabria y haberlos llevado a la cueva de Altamira, escasamente situada a 8–10 kilómetros de la actual línea costa.
Gracias a la participación de un especialista hoy sabemos que las piezas arqueológicas no corresponden a tiburones prehistóricos, contemporáneos de aquellos grupos de cazadores recolectores, sino a dos especies que vivieron en las aguas de los mares del periodo Campaniense que hace unos 75 millones de años cubrían esa región española.
Los dientes de Rascaño y Aitzbitarte
En el mismo estudio también se ha analizado un cuarto diente que forma parte de los fondos del museo de Altamira pero que procede de la cueva del Rascaño, en Mirones, una localidad del municipio de Miera, también en Cantabria, situada a unos 40 kilómetros de Santillana del Mar. El diente apareció en un nivel correspondiente a la cultura Magdaleniense (16.500 años), y aunque no se ha podido identificar con seguridad la especie ni el género, parece tener el mismo origen geográfico y similar antigüedad que los otros dientes de tiburón hallados en Altamira.
También se ha estudiado otro diente aislado de tiburón fósil procedente de la excavación de la cueva de Aitzbitarte, en Errenteria, Gipuzkoa (País Vasco), cuya edad ha resultado ser más reciente que la de los anteriores ejemplares.
Diente de escualo fósil, hallado por los habitantes Solutrenses de Aitzbitarte IV (Errenteria) y trabajado en su base para crear un surco para poder ser utilizado como colgante mediante una ligadura.
Imagen: Adornos en la prehistoria paleolítica vasca.
En ambos casos también se ha llegado al mismo resultado, son dientes de tiburón fósiles y debieron ser recolectados en algún lugar de tierra firme y no en la línea del mar.
«No es la primera vez que se encuentran dientes de tiburón en yacimientos prehistóricos. Puede que tuvieran algún tipo de atractivo mágico para aquellos humanos», aventura Corral. «Entiendo que les llamarían la atención por la textura, el brillo, la forma... Son muy bonitos. Verían en ellos piezas singulares, incluso valiosas», dice la arqueóloga Carmen de las Heras, quien destaca cómo en la actualidad surfistas y otros deportistas náuticos, suelen hacerse colgantes con dientes de tiburón. Pero no está claro que fuese ese el caso de estos dientes fósiles de Altamira. «Ninguna está perforada», puntualiza la arqueóloga. Pero existen formas alternativas para suspender dientes, mediante incisiones y/o ligaduras, cuando no se dispone de la tecnología y la habilidad necesarias para la perforación....
- Altuna, Jesús & Mariezkurrena, Koro (2018). Hueso trabajado: adornos y arte mobiliario en la prehistoria paleolítica vasca. Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco. Vitoria-Gasteiz
- Gámez, Luis Alfonso (2020). Los cazadores de fósiles de Altamira. Las Provincias 23/12/2020
- Pérez Minnocci, Pablo J. (2020). Similitud con los fósiles encontrados en la Cueva de Altamira. Noticias de Álava 07/12/2020
- Pérez Minnocci, Pablo J. (2020). Hallan restos fósiles de tiburón en los montes de Vitoria. Noticias de Álava 07/12/2020