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El registro fósil ibérico y el santoral católico, en la religiosidad popular de España y Portugal (13)

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Heraclio ASTUDILLO-POMBO, Universitat de Lleida

Fósiles ibéricos relacionados, por la tradición popular española, con algunos santos y santas del panteón católico (3)


Las "piedras de santa Catalina" del convento de Badaya, en Trespuentes, Álava (País Vasco) (3ª parte) 


Evolución histórica y social de las creencias y prácticas populares supersticiosas, asociadas a las "piedras de santa Catalina" del monasterio de Badaya (Álava)


Introducción

Sobre las antaño famosas "piedras de santa Catalina" de Badaya (Micraster coranginum), se trató con bastante detalle y de una manera global en la entrada publicada el 18 de noviembre de 2018en este blog. Hoy se continuará profundizando en algunos aspectos históricos, sociológicos, arqueológicos y geológicos que se han considerado complementarios, pero muy convenientes para situar mejor y valorar más objetivamente el fenómeno de las "piedras de santa Catalina" de Badaya, en su contexto histórico, cultural y geográfico. En una futura y próxima entrada, se espera concluir este capítulo.


Primera etapa histórica (s. XII-XIII-XIV)

El inicio del proceso de asimilación social y cultural de los erizos fósiles del género Micraster que aparecían sobre el terreno, en un determinado lugar de la Sierra de Badaya (Álava), tiene que coincidir con el inicio de la interpretación sobrenaturalista de la presencia o formación sobrenatural de un tipo de "piedras", con un aspecto tan extraño como llamativo. Esa primera fase de descubrimiento sorprendente, luego iría seguida del proceso social de asociación mágica o hagiográfica a la santa más importante de la iglesia católica, en la época medieval: santa Catalinade Alejandría y de su subsiguiente utilización supersticiosa, con finalidades de tipo protector, de aquellas "piedras" (erizos fósiles) tan extrañas como curiosas. Pues se daba por sentado que tratándose de un tipo de "piedras de origen prodigioso" o de "formación maravillosa", pues se suponía que se formaban por alguna influencia mágica o milagrosa. 
Según la opinión de algunos autores, aquel tipo de "piedras" aparecían de una manera espontánea e instantánea, la mayoría de ellos incluso fijaban una fecha concreta para el inicio del portento geológico (1474). Fecha que corresponde con la llegada de los nuevos ocupantesal convento abandonado años antes por la comunidad de frailes jeronimianos, (O.S.H.), ahora sustituidos por un grupo de frailesagustinianos(O.S.A.). 
Según la opinión de otros autores, aquel tipo de "piedras" se habían formado desde siempre, lentamente en el interior de las rocas de una montaña de aquel lugar, situada junto al convento de santa Catalina de Badaya, dentro de las laderas iban creciendo y madurando lentamente, hasta que finalmente cuando habían completado su proceso de crecimiento y maduración, afloraban y se desprendían, constituyendo su presencia en aquel lugar una señal divina


Aspecto de una de las llamadas popularmente "piedras de santa Catalina" (Micraster coranginum), con su típica forma acorazonada y sus cinco surcos radiales que según como se iluminen, se ve más claramente una forma de cruz.
Imagen: Natural History Museum of London

En documentos de tiempos recientes (siglos XIX-XX) se recoge la creencia tradicional de que a estos erizos fósiles del convento de Badaya, también se les consideraba como un tipo especial de "piedras sagradas" por ser "piedras  benditas" , denominadas en euskera "Harri-Bedeinkatuak". Tal creencia seguramente se debía al hecho de haber sido vinculadas a la santa por medio de su localización el entorno físico del primer santuario construido en la región, para rendir culto religioso a santa Catalina de Alejandría, Virgen y Mártir, gran patrona de la Iglesia católica medieval, junto con san Agustín de Hipona. También por haber establecido una vinculación morfológica con la santa, debido a su forma acorazonada, se creía que eran un símbolo de su extraordinario amor místico a Jesucristo, pero es que además presentaban en el dorso unas marcas radiales que se interpretaban como una representación natural prodigiosa de los radios de una rueda martirial usada por sus verdugos paganos para torturarla. Suponemos que todas estas interpretaciones simbólicas de los ejemplares de Micrasterforzosamente tienen que estar ligadas a la construcción del primer santuario dedicado a su culto en la sierra de Badaya. Aunque algunos autores antiguos argumentaban que la presencia de este tipo de piedras en aquel lugar, fue interpretado por algunas personas del lugar, ¿tal vez los consejeros religiosos del señor de Iruña?, como una señal divina que como propietario feudal de aquel lugar, le indicaba o recomendaba la construcción de un santuario dedicado al culto de aquella santa, en aquel lugar preciso de la sierra de Badaya.

Por lo tanto suponemos que las relaciones sociales y culturales de tipo religioso y supersticioso establecidas con los erizos fósiles del género Micraster, en la zona donde posteriormente se construiría el monasterio de Badaya, debió iniciarse hacia finales del siglo XII o principios del XIII, coincidiendo con la construcción de una casa fuerte defensiva asociada a una torre de vigilancia. Se trataba de unas edificaciones para uso militar, construidas con la finalidad de vigilar la Llanada alavesa y el Llano de Vitoria, pero también de proteger aquel lugar contra la penetración de pequeños grupos enemigos. Lugar elegido por sus características topográficas favorables, en primer lugar por su buena visibilidad sobre la lejana Llanada alavesa, para ver si allí había movimiento de tropas y en segundo lugar, porque por allí pasaba un antiguo camino de origen romano usado para atravesar la sierra de Badaya, por lo que aquel lugar era un punto delicado en la seguridad que ofrecía la muralla natural que constituía la sierra de Badaya. 


Posible aspecto de la casa fuerte-torre de defensa, en el momento de su construcción, según una reconstrucción digital ,realizada por el arquitecto Daniel Luengas Carreño (UPV/EHU) basada en el estudio de algunas antiguas estructuras arquitectónicas conservadas en los muros de las ruinas actuales del antiguo convento de santa Catalina de Badaya
Imagen: Askegi, 10. 2016

Probablemente el proceso de difusión sociocultural del fenómeno etnopaleontológico, consistente en la interpretación popular de tipo fantasioso y supersticioso, para justificar la presencia en aquel lugar de aquellas extrañas"piedras" (los erizos fósiles) y la causa de que tuvieran una forma tan característica y particular. Igualmente se iniciaría entonces la asociación de creencias supersticiosas, atribuyendo unas supuestas virtudes mágicas a aquellas extrañas"piedras". Al principio debió ser un fenómeno sociocultural muy localizado y minoritario de difusión muy lenta. En sus inicios, debió tener  una amplitud social muy reducida y una escasa extensión geográfica, que con el paso de los años y el tránsito de transeúntes por aquel lugar, en uno u otro sentido, se habría ido ampliando de manera muy lenta. 

Suponemos que el conocimiento de las "piedras prodigiosas", inicialmente, solamente abarcaría a la tropa de la pequeña guarnición en la casa fuerte-torre de vigilancia, a la población que residía en las aldeas más próximos al lugar, que utilizaran el camino situado junto a la torre de vigilancia y la pequeña ermita de santa Catalina, aneja, cuya imagen presidía el santuario y ejercía el patronazgo sobre todo aquel lugar. 


Grupo de soldados medievales, situados en un altozano, observando algún lugar lejano, para detectar la presencia o movimiento de tropas, amiga o enemigas
Imagen: Wikipedia

Entre los conocedores del fenómeno también podrían incluirse a algunos de los transeúntes de aquel camino, de procedencia o destino mucho más lejanos,  que se veían obligados por algunas circunstancias particulares a tener que pasar por aquel lugar
Sería muy probable que más de un transeúnte ocasional, casualmente, por ser más observador o porque alguna de aquellas "piedras" hubiese rodado hasta el borde del camino, hubieran podido ver y recoger alguna de aquellas extrañas "piedras acorazonadas" . 
Probablemente aquellas "piedras" resultarían más visibles y más abundantes después de fuertes lluvias o tras el paso de densos rebaños de ovinos por las laderas situadas sobre el camino. Es posible que aquellos transeúntes "afortunados" por el hallazgo de alguna de aquellas raras "piedras", quizás hubieran preguntado por ellas a los componentes de la guarnición militar allí instalados, estimulado por su sorpresa o por su curiosidad, pues supondría que aquellos soldados lugareños estarían más familiarizados con ellas.  

El camino que pasaba junto a la torre de vigilancia y la ermita, era un antiguo camino secundario de origen romano que permitía atravesar la barrera orográfica que representaba la sierra de Badaya, en ambos sentidos. Ya fuera partiendo desde cualquiera de las poblaciones más próximas de la Llanada alavesa, que viajaban en dirección norte. Después de haber atravesado la sierra, el camino se bifurcaba, dirigiéndose uno de los dos ramales hacia el valle de Cuartango ymientras que el otro se dirigía hacia el Noroeste, muy probablemente, con destino al puente de La Encontrada, construcción que le permitiría cruzar el río Baya, en un punto cercano a Abornicano. La segunda opción eral el mismo itinerario en sentido inverso.


Bloque diagrama representando el estado de edificación del terreno, durante la primera fase de ocupación humana del lugar (s. XII-XIII-XIV): La torre de vigilancia y un patio de armas anejo. 
Según nuestra opinión personal, la primera ermita dedicada al culto de santa Catalina, se habría podido ubicar en el primitivo patio de armas de la torre de vigilancia, pues era fácil y barato reconvertir aquel espacio amurallado en una pequeña iglesia, dedicada al culto de santa Catalina de Alejandría.
Imagen: Cortesía de Daniel Luengas Carreño. Arquitecto

La primera etapa histórica de veneración de la imagen de santa Catalina y de las raras "piedras" a ella asociadas, ha de coincidir con la consagración en la sierra de Badaya de su primitivo, minúsculo y austero santuario de estilo románico, durante los siglos XII y XIII. Esa época histórica coincide con los enfrentamientos contra las tropas musulmanas instaladas un poco más al sur, pues estaba en marcha de la reconquista cristiana de aquel territorio, forzando el retroceso hacia el sur de los invasores musulmanes. Pero simultáneamente también existían tensiones militares entre el reino de Castilla y el reino de Navarra, con motivo de ciertas disputas territoriales, sobre la propiedad de ciertas poblaciones, castillos y territorios fronterizos.



Las “pedres de santa Catarina” de Tierra Santa 

Se ha conservado en el Archivo de la Corona de Valencia, una carta del Infante D. Juan, hijo  del rey Pedro III de Aragón  (1240 -1285), fechada en Valencia el 19 de septiembre de 1373, ordenando a un súbdito suyo llamado Bernat de sa Cot, que próximamente había de embarcarse en el puerto de la ciudad de Valencia, con destinoa Alejandría, en dirección a Tierra Santa. El motivo del viaje de Bernat de sa Cot era realizar una una peregrinación desde Alejandría hasta Damasco, con el fin de visitar diversos de los Santos Lugares que se hallaban en ese itinerario, en cumplimiento de una promesa. 
En la carta mencionada, el Infante D. Juan le ordena que durante su itinerario de peregrinaje, lleve a cabo la búsqueda, compra, recolección y transporte de vuelta Valencia, de una serie de substancias, materiales, productos y objetos diversos, al ir pasando por una serie de lugares determinados de Tierra Santa. 
La mayoría de los encargos del Infante D. Juan corresponden a cosas que entonces eran consideradas como verdaderas "reliquias sagradas", motivo por el que se les creía dotadas de milagrosas virtudes protectoras. Basándose en esta creencia eran usadas con fines preventivos o curativos, contra diferentes temores y dolencias varias, por este motivo, las personas supersticiosas consideraban muy deseable y conveniente su posesión.  
Tal vez en esa misma época algunos otros peregrinos a Tierra Santa, también actuaban como recaderos voluntarios o forzados de personas ricas y poderosas, que les hacían encargos semejantes.

De la mencionada carta en catalán, dirigida por el Infante D. Juan al peregrino Bernat de sa Cot, hemos seleccionado esta frase por que consideramos que apoya nuestra tesis y que presentamos a continuación:
“item de les pedres de santa Catarina on ha flors”, que traducido al castellano significaría “[la misma cantidad], también, de las piedras de santa Catalina, [de aquellas] en las que hay flores”
Creemos, con suficiente fundamento, basándonos en nuestra amplia experiencia etnopaleontológica, que el Infante D. Juan con esta frase le estaba solicitando a su vasallo Bernat de sa Cot, la recolecta de algunos ejemplares de cierto tipo particular de erizos marinos fósiles. Porque sabemos que en algunas especies de erizos marinos fósiles de tipo clipeasteroideo, el conjunto de surcos y poros del sistema ambulacral, forma, unas vistosas figuras estrelladas, en relieve positivo, que se asemejan a la representación de una flor de 5 pétalos.


Aspecto de un erizo fósil de tipo clipeasteroideo visto por su parte superior, a la izquierda, y por su parte inferior, a la derecha. En la fotografía de la izquierda puede verse claramente como el sistema ambulacral forma una figura que se asemeja mucho a una gran flor de cinco pétalos. 
Imagen: Folklore de los Fósiles Ibéricos

También cabría la remota posibilidad de que el Infante D. Juan se refiriera a fragmentos de corales coloniales fósiles, del tipo llamado antiguamente "piedras estrelladas". Ya que cada uno de los cálices de los pólipos individuales, excavados en la masa calcárea del esqueleto colonial comunal, se asemeja a una pequeña estrella... o a una pequeña "flor" de forma estrellada


Superficie de un coral colonial fósil, del tipo denominado "estrellado" popularmente eran conocidos como "piedras  estrelladas", vista con cierto grado de aumento. Se pueden apreciar los cálices con sus respectivos tabiques divisores, internos de cada pólipo individuales. Con un poco de imaginación, el conjunto formado por la columnilla central y los tabiques radiales (septos) de cada pólipo, se asemejaría a una estrellita o pequeño astro radiante
Imagen: Glossopetrae

Lo que sí deja muy claro esta carta de 1373, es que ya en aquella lejana época medieval,  algunos de los peregrinos que realizaban un viaje de peregrinación a Tierra Santa, para visitar algunos de los Santos Lugares, incluían en su itinerario la visita al Monasterio de santa Catalina del Monte Sinaí, para venerar sus sagradas reliquias corporales y adquirir alguna otra clase de reliquias de las denominadas "reliquias de contacto" como podrían ser anillos bendecidos, estampas o iconos, piedras figuradas. 
Además, también se hace evidente que durante su itinerario por la Península del Sinaí,   se  recolectaban ciertos tipos de fósiles, por motivos religiosos y con finalidades de uso de tipo supersticioso, los cuales por proximidad geográfica a su importante santuario y a sus sagradas reliquias, habían sido asociados a santa Catalina de Alejandría. Tales piedras con supuestas virtudes milagrosas por influencia de la santa alejandrina, luego eran transportaban hasta sus países de origen, en Europa occidental u oriental, algunas para uso y posesión propia y otras por encargo de personas principales, poderosas o/y acaudaladas que le habían hecho el encargo a un peregrino y que quizás también le habían financiado los gastos de un viaje con un itinerario tan largo, en unas condiciones muy duras y penosas y no exento de peligros pues todo el o la mayor parte transcurría por territorios musulmanes, con algunas zonas bajo el poder de tribus nómadas de saqueadores de caravanas de comerciantes o peregrinos europeos.

No hay que descartar la posibilidad de que en algunos casos, dado su enorme valor como objetos protectores de uso supersticioso, se pudieran producir fraudes en relación a su verdadera procedencia geográfica. Consistentes en presentar como auténticas "piedras de santa Catalina" del Sinaí, supuestamente procedentes del Sinaí, pero que en realidad pudieran proceder de otros lugares bastante alejados del Monasterio de santa Catalina del Monte Sinaí. Quizás habían sido recolectadas en Egipto, en el norte de África, o en Palestina (actual Israel), Siria o Jordania que luego podían ser intercambiadas por generosas limosnas devocionales o penitenciales. 
Se sabe que desde la Edad Media, monjes del monasterio del Sinaí, viajaban periódicamente  hasta las cortes y palacios de Europa, provistos de diversos tipos de reliquias de la santa alejandrina, con la finalidad de recoger donaciones caritativas, aportadas por reyes y nobles patrocinadores que contribuían económicamente al mantenimiento de la comunidad de monjes, a la alimentación de los peregrinos pobres y a la reparación y restauración del santuario y del complejo amurallado arquitectónico monástico. 



Posibles influencias orientales, en el origen del fenómeno supersticioso alavés

La existencia de una carta fechada en el año de 1373, enviada por el Infante D. Juan, hijo  del rey Pedro III de Aragónmencionada en el párrafo anterior, ordenando a un súbdito suyo llamado Bernat de sa Cot, que le traiga de su próximo viaje de peregrinación a Tierra Santa varias "piedras de santa Catalina", de un tipo particular, "de aquellas en las que hay flores"  sienta un precedente histórico de que el nombre particular de "piedras de santa Catalina", para identificar una clase de fósiles, procedentes de Oriente Próximo, ya era usado en el siglo XIV. Lógicamente, siendo santa Catalina de Alejandría la santa más importante de la Iglesia en la época medieval y que su monasterio del monte Sinaí era el más importante de toda la cristiandad, pues en el se conservaban sus sagradas reliquias, está claro que las deseadas piedras milagrosas debían proceder de algunos lugares de la Península del Sinaí, no muy alejados del citado monasterio sinaítico.


Vista general del Monasterio de santa Catalina del Monte Sinaí, que aparece al fondo. El complejo monástico, está amurallado para protegerse de los ataques de los salteadores del desierto. Está  formado por varias iglesias, regidas por diversas confesiones religiosas, incluye una mezquita musulmana. Las reliquias de santa Catalina, se conservan en un santuario regido por monjes ortodoxos griegos y solo tienen acceso a ellas los devotos pertenecientes a la religión ortodoxa.
ImagenMonasterio de Santa Catalina del Sinaí,

Existe la posibilidad de que la instauración del culto a santa Catalina, en este lugar de la sierra de Badaya, no sea producto de un capricho devocional de un noble caballero, el Señor feudal de Iruña, sino que tenga algo que ver con la presencia, en aquel lugar, de alguna persona que previamente hubiera estado "Tierra Santa" y hubiera visitado el Monasterio de santa Catalina de Alejandría del Monte Sinaí. Ya fuese la estancia en la Península del Sinaí con motivo de haber realizado alguna peregrinación penitencial a los "Santos Lugares" o por haber participado en alguna de las diversas Cruzadas, organizadas para la defensa o reconquista de los "Santos Lugares" cristianos, en poder de los musulmanes
La Primera Cruzada se desarrolló a finales del siglo XI (1095/6-1099), la Segunda Cruzada se desarrolló a mediados del siglo XII (1144-1148) y la La Tercera Cruzada hacia finales del siglo XII (1187-1191), es decir, tiempo antes de la construcción o adaptación y consagración de la ermita primitiva de santa Catalina de Badaya. Por lo que la presencia en el lugar de Badaya, de alguna persona que hubiera participado en la Tercera Cruzada no resulta imposible, bien com soldado de la guarnición, bien como ermitaño anacoreta en alguna de las cuevas cercanas. 


Foto de satélite de la Península del Sinaí (Egipto) donde aparece situada la ubicación del complejo monástico del Monasterio de santa Catalina del Monte Sinaí. En el que se conservan las reliquias más importantes de la santa.
Imagen: GoogleMaps

La hipotética estancia de esa persona en la zona de Oriente Próximo, denominada "Tierra Santa" le habría permitido conocer la particular vinculación religiosa, allí establecida entre la santa Virgen y Mártir de Alejandría, con algunos tipos particulares de "piedras" (fósiles) existentes en ciertos lugares que eran atravesados por las rutas que conducían al monasterio de santa Catalina del monteSinaí, tanto si se seguía el itinerario que partía desde Alejandría (Egipto) como si se seguía el itinerario que partía desde Jerusalén (Israel) o Damasco (Siria), según la ruta marítima que se hubiera seguido al iniciar el peregrinaje "Tierra Santa" por el mar Mediterráneo.

En la Península del Sinaí abundan los yacimientos con abundante fauna marina fósil del Cretácico y del Jurásico, así como del Eoceno y Mioceno.
En realidad se trataría de los fósiles de ciertos tipos de erizos marinos que resultan bastante abundan en los yacimientos de la zona y muy atractivos a la vista por sus formas. Tal asociación habría sido establecida por los devotos de la santa que habiendo peregrinado desde Alejandría o desde Jerusalén hasta el remoto monasterio dedicado al culto y veneración de sus reliquias, situado en la Península del Sinaí, habían atravesado lugares donde abundaban restos fósiles de fauna  marina.


Mapa geológico y geomorfológico de la Península del Sinaí. La antigüedad geocronológica de los diferentes materiales geológicos y de las distintas zonas geográficas peninsulares, aparece representada con distintos colores simbólicos. 
Imagen: Morphotectonics inferred from the analysis of topographic lineaments auto-detected from DEMs: Application and validation for the Sinai Peninsula, Egypt

Según una leyenda eclesiástica, tras el martirio, el cadáver de la santa fue trasladado volando por los aires, transportado por ángeles desde el lugar del martirio, en Alejandría, hasta la cumbre de una montaña que forma parte del monte Sinaí, llamada monte Catalina (Gabal Katrîne) o de Santa Catalina (Gebel Sant Kathrine), donde se conservó milagrosamente incorrupto a la intemperie, hasta que 500 años más tarde, fue descubierto, trasladado y protegido en la primera ermita dedicada a su culto, levantada en la cima de aquella montaña sagrada que pasó a llevar el nombre de la santa. Posteriormente, en la base del monte Sinaí, se levantó el monasterio que aún seconserva en la actualidad, para rendir culto a la santa y conservar y venerar sus reliquias, bajo la jurisdicción de la Iglesia Ortodoxa Griega.



Sobre la primera ermita y la primera imagen de santa Catalina de Alejandría en la sierra de Badaya
El inicio de la recolecta popular de fósiles de Micraster, entre los siglos XI y XIV, se tuvo que deber al hecho de que este tipo de fósiles fueron identificados como una clase de "piedras marcadas" o "signadas", con alguna finalidad concreta por voluntad divina, con unos signos bien visibles que eran reconocibles como los símbolos o atributos iconográficos típicos de santa Catalina de Alejandría. 
La asociación de aquel tipo de "piedras" con la santa alejandrian, virgen y mártir, se hizo por dos motivos que resultaban bastante "evidentes". El primero, era que tenían una forma acorazonada, interpretada en clave sobrenatural milagrosa como que la piedra expresaba simbólicamente el extraordinario amor místico que santa Catalina de Alejandría había sentido hacia Jesucristo. Incluso existió otra leyenda, según la cual durante una visión mística, se le apareció Jesucristo niño, en brazos de su Madre la Virgen María y le entregó un anillo de compromiso divino de contraer "Desposorios místicos" o"Esponsales místicos"  con ella, por este motivo cuenta la leyenda devocional que cuando su padre le transmitió la petición de su mano de algunos nobles pretendientes, ella le dijo que no podía aceptar por que ya estaba comprometida con otro pretendiente mucho más noble, sabio y poderoso que aquellos.  
El segundo motivo "evidente" de vinculación con santa Catalina de Alejandría era que aquellas piedras de forma y formación prodigiosas, mostraban inscrito en su superficie un diseño radial, en forma de cruz de 4 o 5 brazos, interpretado como una representación del símbolo o atributo iconográfico de santa Catalina de Alejandría, Virgen y Mártir: la rueda del martirio, con la que la habían torturado los paganos
Según algunos autores, esta interpretación sobrenatural y la vinculación con la santa, fueron motivos suficientes para "entender" que era voluntad de Dios que se levantase un santuario dedicado a aquella santa en aquel lugar.

Suponemos que las primeras búsquedas de aquellas "piedras de santa Catalina" debieron producirse entre los siglos XII, XIII y XIV, siendo recolectadas en los alrededores de aquella ermita románica, aneja a la torre de vigilancia, que fue el primer santuario construido con la finalidad de rendir culto de veneración a santa Catalina de Alejandría, por medio de la primera representación escultórica, una talla en madera o piedra de estilo románico, como correspondería  en esa época histórica. 

De aquella ermita primigenia, actualmente se desconoce todo, su ubicación exacta, si era anterior a la construcción  de la casa-torre medieval o si fue construida por los primeros señores feudales de Iruña quienes pagaron a su costa la construcción del santuario anejo a al torre de vigilancia. Siendo propietarios del lugar es lo más probable. Estos ancestros medievales de los Señores Martínez de Iruña, patronos fundadores del futuro monasterio custodiado por monjes jeronimianos, levantado entre 1405 y 1411, se anticiparon algunos años a sus descendientes en realizar el mismo tipo de obra, posiblemente con fines penitenciales religiosos

Aquel primer santuario consagrado al culto de santa Catalina de Alejandría, al estar asociado a una torre de defensa militar, levantada en la sierra de Badaya, debió ser de uso semi-privado y de dimensiones muy modestas. Posiblemente, por motivos de seguridad y protección del contenido sagrado, debió estar integrado, total o parcialmente, al edificio de la torre de defensa, precursor de la casa fortificada propiedad de los Martínez de Iruña, señores feudales y propietarios de todos aquellos terrenos reconquistados a los "moros". 

El edificio de la torre-vivienda fortificada, había sido levantado en aquel lugar de la sierra de Badaya, precisamente para la vigilancia y defensa militar de aquel lugar por ser de gran importancia estratégica. Debido a su posición topográfica por allí pasaba un camino que atravesaba la sierra de Badaya, siendo una zona de fácil penetración donde se debía impedir el paso a las tropas enemigas, musulmanas o cristianas y, además debido a su posición geográfica, tenía muy buenas vistas sobre el llano de Vitoria, desde donde podían llegar las tropas enemigas, permitiendo la vigilancia permanente de la guarnición de la torre, avisar tropas de refuerzo para prevenir un ataque por sorpresa. 
Sus gruesos muros y pequeños y estrechos ventanales (saeteras) debían proteger y albergar sin grandes comodidades y poco espacio disponible, si llegaba la ocasión, al señor de Iruña y a la pequeña tropa que de forma permanente actuaría como una guarnición de observación, más propiamente, que con funciones defensivas. Pero que, en caso de necesidad, quedarían resguardados tras sus muros. Protegidos temporalmente de las acciones violentas generadas por las incursiones bélicas de las tropas sarracenas o de otros reinos cristianos beligerantes, procedentes de sus asentamientos en el llano vitoriano




Continuará

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